domingo, 12 de agosto de 2007

Lecciones bien aprendidas

Corría el año 1898 en la isla de Cuba, una de las últimas colonias de nuestro glorioso imperio (si, aquel en el que nunca se ponía el sol). Sin embargo, aquella colonia quería desembarazarse del dominio español (desagradecidos ellos), y además al estar tan cerca de un joven país, con ánimo expansionista, la isla en cuestión era más o menos como una bomba a punto de estallar. A ese polvorín fue enviado un periodista norteamericano para cubrir la noticia de la insurrección cubana. Sin embargo, el periodista, después de recorrer la isla, a pesar de las tensiones, no vió ningun motivo para continuar allí (en aquellos tiempos no se habían inventado las vacaciones). Por ello envió un telegrama a su jefe (un tal William Randolph Hearts propietario de la mitad de los medios de comunicación norteamericanos), comunicándole que allí no había ninguna guerra y que volvía a casa. La respuesta del magnate fue más o menos esta "Quédese allí. Yo le enviaré una guerra". Poco tiempo después explotó el navío norteamericano "Maine" anclado en aguas cubanas y que permitió a los norteamericanos meterse en el conflicto. El resto es historia....

Esta anécdota (se asegura que es totalmente cierta), viene a ilustrar el poder de los medios de comunicación. Seguramente esta y otras anécdotas las tuvieron bien presentes Goebbels y sus colegas nazis, posiblemente uno de los primeros grupos políticos que utilizaron masivamente la propaganda como un eficaz instrumento del Estado.

Desde entonces (y la verdad que mucho antes), la propaganda forma parte de cualquier grupo político por pequeño que sea.

Dicho esto, llevo una larga temporada escuchando por los medios de comunicación lo mal que funciona el servicio de cercanías de RENFE de Barcelona. De hecho, al lado de los "sin techo", duerme en la estación de Sants una cuadrilla de periodístas de las diferentes cadenas de radio, prensa y televisión para dar cumplida cuenta del deficiente servicio de un servicio que tiene varios miles de usuarios diarios. Incluso hay cadenas de radio que después de los deportes conectan en directo con los periodistas para dar el "parte de guerra".

Denunciar el mal estado de un servicio tan importante como el de trenes me parece de lo más correcto. Sin embargo, hace unos años fui uno de estos usuarios habituales de los trenes de cercanías. Y mis recuerdos de aquella época no son especialmente buenos. Rara era la semana que no había algún problema con los horarios, con los trenes y con la catenaria. Tanto fue así que acabé buscando otras alternativas de transporte. Irónicamente, seguramente muchos de esos jóvenes periodistas que dan el parte desde la estación de Sants, debieron ser también damnificados por los retrasos y averias de trenes cuando iban a la facultad de periodismo. Bueno, si no tenían coche, claro.

Lo que me parece más gracioso del tema es que nuestros insignes e iluminados políticos han estado tan preocupados por temas tan trascendentales como el nuevo Estatut, la desmembración de España, la tregua con ETA, la inmigración y cosas parecidas, que no han podido atender este asunto que afectaba tan de cerca a tantísimos ciudadanos. Lo meritorio del tema es que somos nosotros los que les votamos y ellos cuando están en el cargo deciden resolver los problemas que a ellos (y no al ciudadano) les parecen más importantes. Unos "cracks" la verdad. Naturalmente, y a pesar de los enormes problemas que a diario aparecen por todos los medios, todavía ningún cargo se ha sentido aludido, al contrario, se han pegado con loctite a la poltrona, por si acaso.

Lo más sospechoso del tema es que este bombardeo de siniestros ferroviarios se produce en un momento en que está próximo (precisamente) el traspaso del servicio de cercanías. Y curiosamente ya se están tomando las medidas para acelerar dicho traspaso. No quiero ser malpensado, pero si una vez se realice el traspaso, desaparecen los problemas diarios de retrasos y averías de trenes, empezaré a pensar realmente mal. Porque espero que nadie piense que todo se va arreglar con un simple traspaso de competencias de la noche a la mañana. Claro que si deja de aparecer en las noticias es que ya ha desaparecido el problema.

Desde luego hay que reconocer que al menos esta lección si se la han aprendido bien. A ver cuando aprenden otras que son más provechosas para la humanidad....